Con devoción y gratitud, la Familia Universitaria Mariana celebró la solemne eucaristía en honor a Madre Caridad Brader, peregrina de la esperanza, fundadora de la Congregación de Religiosas Franciscanas de María Inmaculada. Su vida, marcada por la entrega a la voluntad divina, sigue siendo fuente de inspiración y testimonio de fe, recordándonos su legado, su obra y su pascua eterna.
La Hermana Liliana Isabel Díaz Cabrera, rectora de la Universidad Mariana, expresó su agradecimiento a Dios por las bendiciones recibidas a través de la vida y misión de la Beata Madre Caridad. Destacó su incansable labor en favor de los más vulnerables, especialmente indígenas, niños, jóvenes y pobres; y cómo su ejemplo inspira a renovar el compromiso con la formación integral y la educación basada en el amor y la fraternidad.
Por su parte, el Presbítero Esteban Romero Vázquez, capellán de la Universidad, recordó a Madre Caridad como una mujer profundamente apasionada por la eucaristía, el servicio a los demás y la vida misma. “Un amor que la llevó a recorrer un camino de santidad cada vez más profundo”, señaló.
Madre Caridad, religiosa suiza, misionera y educadora, dejó una huella imborrable a través de su pedagogía del amor, promoviendo valores esenciales como la humildad, la solidaridad, el trabajo, el liderazgo y la entrega generosa. Su misión trascendió fronteras, colocándose al nivel de quienes más la necesitaban, con una bondad infinita que transformó vidas y sembró esperanza en las nuevas generaciones.
Como peregrina de la esperanza, Madre Caridad nos enseñó a confiar en los designios de Dios y a seguir adelante con valentía y determinación. Su vida es un recordatorio de que todos estamos llamados a ser instrumentos de amor y luz en el mundo. Su legado sigue vivo en la adoración perpetua del Santuario Eucarístico de Maridiaz, un espacio sagrado donde se ora por la paz, por las necesidades personales, por la Iglesia y sus fieles.
Siguiendo su ejemplo, la comunidad universitaria está invitada a abrir su corazón a la pedagogía del amor, permitiendo que la fe y la esperanza guíen sus pasos. Que su vida siga iluminando e inspirando a vivir con entrega, generosidad y compromiso al servicio de Dios y de nuestros hermanos.
